Corría el 23 de enero de 1610 cuando un jesuita catalán llamado Pedro Claver, contento por conseguir de sus superiores la petición grandemente deseada de ir al Nuevo Mundo, recorría a pié la distancia entre Valencia y Sevilla para embarcarse a las misiones transoceánicas de Nueva Granada. Una vez allí y cinco años más tarde es ordenado sacerdote el día de San José de 1615 y desde entonces consagra sus fuerzas a la predicación y defensa de los esclavos negros que llegaban de África hacinados en barcos y enfermos de paludismo, sometidos a mil y una tortura llevado…